Al comenzar la edad de los metales, varios pueblos llegaron a Contestania, ávidos de riquezas: fenicios y egipcios, griegos y asirios que se establecen en el litoral y penetran en el interior. Los naturales de la región, o los rechazan, o se avienen a comerciar con ellos. Definitivamente se unen en la lucha y en el comercio y mezclan su costumbre.
A cambio de sus riquezas, reciben la civilización. De esta época data la construcción del templo íbero famoso, cuyas ruinas fueron descubiertas en el siglo XIX, en el Cerro de los Santos, y que hubo de ser tenido por este pueblo, como gran centro espiritual y de peregrinación.
La existencia de un santuario de tal importancia en el mencionado Cerro, presupone una ciudad en sus cercanías. Estuvo situada ésta en el Llano de la Consolación, no lejos de la ermita de este nombre, por haberse encontrado allí ruinas de una gran población. En varias excavaciones realizadas en el Llano de la Consolación de han descubierto cimientos de casas, piedra de sillería, fíbulas y armas, y la extensa necrópolis de la populosa ciudad ibérica que albergaría, por los objetos hallados, a comerciantes extranjeros de los distintos países que llegaron a esta región. Sometida posteriormente por los cartagineses, sus mejores hombres marcharon con Aníbal a la destrucción de Sagunto y a la conquista de Italia, cayendo, más tarde en poder de las legiones de Roma.