Show GalleryLa Iglesia parroquial de Santiago Apóstol proyectada y levantada en el siglo XVIII, aunque debió de ser edificada en el siglo XV y de estilo del renacimiento en sus orígenes, es referente patrimonial singular del municipio de Montealegre. Su ubicación y orientación ha determinado en buena medida la evolución del tramado urbano de la localidad en los últimos siglos, extendiendo su nombre a la llamada popularmente calle de la Iglesia. Esta vía es el eje vertebrador de la Villa que alcanza y se agota en el acceso principal del Templo y que parte de la entrada del pueblo donde a principios del siglo XX todavía se conservaba una antigua ermita cupulada en la que se veneraba a la Inmaculada Concepción.
Este Templo parroquial es una obra de grandes proporciones proyectada desde planteamientos neoclásicos y contenidos academicistas, con un planteamiento decorativo original que se limitaba a subrayar la funcionalidad de los elementos arquitectónicos, facilitando una lectura austera y sencilla del conjunto.
Templo de nave única con gran bóveda de medio cañón y tramos divididos por arcos fajones entre lunetos. Los arcos fajones se prolongan más allá de la cornisa perimetral a través de las pilastras que marcan los pilares. A ambos lados de la nave central, tres capillas laterales comunicadas entre sí, con cabecera del presbiterio poligonal y coro a los pies.
Los trágicos episodios de la contienda civil provocaron el expolio y la desaparición de la totalidad del patrimonio religioso mueble: imágenes de talla, pinturas, piezas de orfebrería, vidrieras y especialmente el retablo que presidía el presbiterio y un antiguo órgano.
A pesar del aparente estado de deterioro, el templo todavía conserva parte de su nobleza en la fachada y acceso principal. En la parte superior a modo de escudo se aprecia la siguiente inscripción:
J
H P
DD
“Jacobus, Hispaniarum Patronus, Dedicata” “Dedicada a Santiago, Patrón de las Españas”.
De piedra labrada, la composición que enmarca y solemniza la entrada a la iglesia, las embocaduras superpuestas y hornacinas laterales, nos hablan del oficio noble de la talla de la piedra y de la proyección de composiciones bien ordenadas afines a su espíritu originario.
Su restauración ha sido muy lenta y parcial por falta de medios económicos. Siendo párroco don José María Pérez (1956-1980), cobró esta mayor impulso al realizarse algunas mejoras y ocupar sus amplios ventanales sencillas vidrieras.
También merced a un legado, pudo dotarla de un nuevo pavimento y mesa de altar de mármol, pintándose un gigantesco tríptico para el presbiterio, con motivos alusivos a Santiago, cuyas pintoras han sido la Rvda. Madre Pilar Álvarez de Sotomayor y la Srta. María Teresa Peña. En dicho tríptico se contemplan tres escenas de la vida del Apóstol Santiago, al que está dedicado el templo: su elección por Jesús en la barca, la aparición de la Virgen María en Zaragoza y su martirio en Jerusalén.
La ultima restauración realizada, siendo cura párroco Francisco Amorós (1994-2006) llevó a cabo la rehabilitación del interior del Templo, así como de su cubierta. Se pintó toda la iglesia intentando imitar su aspecto original y devolviéndole su antiguo esplendor. En esta restauración se colocaron en el altar dos cuadros traídos del Santuario, un lienzo figurando la prisión de Cristo la noche que precedió a su muerte, en el cuál aparece centrada la imagen de Jesús de tamaño natural sentado sobre una piedra y actitud meditabunda, apoyada la mano derecha en su mejilla y otro lienzo en el que aparece la Virgen del Cordero, en el que aparece María con su hijo pequeño hijo Jesús, y el Cordero de Dios. Ambos cuadros fueron donados al Santuario por el propio Pedro Orrente, hijo de esta Villa.